Orlando Arias Morales, es ante
todo un pintor que nos trae la riqueza de los colores de su pais Bolivia donde
se situa su Potosí natal, nacido en 1954 tiene tras de si una larga y
fructífera carrera con exposiciones desde 1976, en las más importantes ciudades
de Bolivia, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Panamá, Chile, Perú, Estados Unidos,
Italia, Bélgica, Francia y España.
Orlando Arias es, como se ve, un Espíritu cosmopolita y además un soñador. Al igual que en su pintura, en "Los sueños de Alejandro y de Isabel, el despertar de un nuevo amanecer" el autor se expresa en un meta-realismo, qué supera la memoria de los sueños, para introducirse en los espacios de la fantasía.
La historia que cuenta en su libro, en parte crónica de un tiempo y de una sociedad, tiene sus raíces, no solo en el Valle de donde es oriundo, sino también, como él dice, “en el influjo que los ancestros ejercen sobre el alma de cada uno”, ya que, en efecto, su narración es muy propia de aquellos países andinos, en los que transcurrió su infancia y sus primeras impresiones vitales, de las que toda persona es feudataria.
En la obra de Orlando Arias, como en su pintura, aparecen los colores que dan vida a un riquísimo mundo cromático, alimentado permanentemente por la realidad folklórica y popular de su país.
J.L. Montané ha definido a este pintor como un “metafísico” y lo es, digo yo, porque su visión de los actos reales abarca a lo que trasciende de la evidencia, para plasmarlo en su pintura con “una mirada del más allá”, que es lo mismo que hace en su literatura. Pero Orlando Arias es además y sobre todo un altruista, que ama a sus próximos y a sus lejanos. A su prójimo, a sus hermanos. A la Humanidad. La compasión es su virtud relevante. Iluminado por ella ha concebido la historia que da contenido a su libro y la ha plasmado con el arrebato que da la pasión. Es una crónica apasionada del quehacer de dos seres entregados a hacer el bien y ha impedir el mal que la injusticia supone.
Benito de Diego Conzalez
Miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte
Madrid 2012
Orlando Arias es, como se ve, un Espíritu cosmopolita y además un soñador. Al igual que en su pintura, en "Los sueños de Alejandro y de Isabel, el despertar de un nuevo amanecer" el autor se expresa en un meta-realismo, qué supera la memoria de los sueños, para introducirse en los espacios de la fantasía.
La historia que cuenta en su libro, en parte crónica de un tiempo y de una sociedad, tiene sus raíces, no solo en el Valle de donde es oriundo, sino también, como él dice, “en el influjo que los ancestros ejercen sobre el alma de cada uno”, ya que, en efecto, su narración es muy propia de aquellos países andinos, en los que transcurrió su infancia y sus primeras impresiones vitales, de las que toda persona es feudataria.
En la obra de Orlando Arias, como en su pintura, aparecen los colores que dan vida a un riquísimo mundo cromático, alimentado permanentemente por la realidad folklórica y popular de su país.
J.L. Montané ha definido a este pintor como un “metafísico” y lo es, digo yo, porque su visión de los actos reales abarca a lo que trasciende de la evidencia, para plasmarlo en su pintura con “una mirada del más allá”, que es lo mismo que hace en su literatura. Pero Orlando Arias es además y sobre todo un altruista, que ama a sus próximos y a sus lejanos. A su prójimo, a sus hermanos. A la Humanidad. La compasión es su virtud relevante. Iluminado por ella ha concebido la historia que da contenido a su libro y la ha plasmado con el arrebato que da la pasión. Es una crónica apasionada del quehacer de dos seres entregados a hacer el bien y ha impedir el mal que la injusticia supone.
Benito de Diego Conzalez
Miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte
Madrid 2012
Obra
El pasado día 29 de
junio tuvo lugar en el Centro Cultural Galileo, la presentación de una novela
escrita por el pintor y ahora escritor Orlando Arias, en un acto bastante
concurrido, al que asistieron muchos compatriotas suyos, escritores, críticos y
amigos.
La mesa estuvo
presidida por Tomás Paredes, Presidente de la Asociación Española de Críticos
de Arte, Benito de Diego y Antonio Calderón de Jesús, ambos miembros de la
citada Asociación, y acompañados por el autor, en este caso Orlando Arias y en
representación de la Embajada de Bolivia, su Cónsul General en España María
Celia Orellana.
Antonio Calderón de
Jesús hizo una breve síntesis de la obra de Orlando y sobre todo del amigo y
pintor a quien conoce hace años. Él ha sido una parte muy importante, para que
esta novela viera la luz, se ha encargado de la imprenta y edición.
Seguidamente tomó
la palabra Tomás Paredes, quien incondicionalmente aceptó estar presente en
este acto. Conoce bien al pintor y en todo el recorrido que hace de su vida y
su obra, hace referencia a su calidad, colorido, a sus valores técnicos y
creativos, habló de la celebración del nacimiento de este libro, comentando
sucintamente la importancia que tiene el libro en las manos de escritores y
lectores por todas las posibilidades que aporta, es muy difícil que algo supere
el poder portar un libro y sentarse en cualquier parte a leer, a otras técnicas
modernas.
Relaciona en sus
textos la poesía con la pintura, a los poetas bolivianos con la pintura de
Orlando, y eso que en España aunque se conoce a pocos, vive un gran poeta,
Pedro ShImose. Decia Waldo Frank que Bolivia era el trozo de tierra más rico
del mundo, pisada por los pies descalzos más pobres del mundo.
La novela tiene que
ver con su pintura, es creativa ya que hace una pintura magnífica, tiene muchos
signos de identidad de su tierra; ha hecho expresionismo, realismo, ha rozado la
abstracción, pero sobre todo es sorprendente en la pintura que hace como
realismo mágico.
Benito de Diego
hizo una amplia disertación sobre la novela de Orlando, al que considera un
personalísimo pintor, hombre, íntegro, que sigue su vocación con ahínco,
sensible, altruista y compasivo, como queda patente en la dedicatoria de su
“opera prima”, que le retrata como un humanista contemporáneo. Pero, además le
considera un espíritu cosmopolita y además un soñador.
Señaló que el libro
está concebido desde la compasión y que, iluminado por ella, el autor ha creado
la historia que le da contenido y la ha plasmado con el arrebato que da la
pasión. “Es una crónica apasionada del quehacer de dos seres entregados a hacer
el bien y ha impedir el mal que la injusticia supone”.
“La historia tiene
dos protagonistas: Isabel y Alejandro, que son jueces y partes del devenir
vital de un pueblo llano y laborioso…y también explotado: A Isabel, poseedora
de una energía incontenible, la domina y espolea el ardor y el dolor de la injusticia.
Sentimiento en el que es acompañada por su Alejandro, que comparte con ella la
conmiseración hacia los pobres y oprimidos”.
“Alejandro, en sus
oníricas ensoñaciones, ha de ser, cual caballero artúrico, el rescatador y
salvador de su señora Isabel y la lleva, al final de sus sueños, guiado por la
Nereida, a alcanzarle el triunfo”.
Analizó Benito de
Diego la obra desde sus características literarias señalando que la narración
se desenvuelve entre el naturalismo de la experiencia más escueto y la fantasía
más exuberante, no despreciando la ciencia ficción, por dos vías que se
entrecruzan en el transcurso de la peripecia del relato y que es explicada
mediante el monólogo continuado de un narrador omnisciente.
Señaló que la
narración, de alguna forma, nos remite al universo kafkiano, de cuyo espíritu
está impregnada toda la obra, al unir lo fantástico y lo verdadero en una
acción proyectada a un futuro nebuloso. Explicó que son muchos los personajes,
tanto reales como oníricos. Sin embrago el autor prescinde de cualquier diálogo
interpersonal. El único diálogo existente es el que el autor establece con el
lector al que dirige sus palabras y pensamientos.
Indicó que la obra
recoge las utopías de un humanismo radical y fabiano, puro e ingenuo, en el que
se desgranan los paradigmas de una sociedad, en la que la injusticia es
doblegada por el tesón de quienes hacen de la justicia su arma y armadura
contra el poder y el egoísmo, remarcando que la lectura y la comprensión del
texto son inmediatas, sin complicaciones estilísticas, que pudieren difuminar y
entorpecer el discernimiento del mensaje, lo que consigue el autor mediante el
empleo de un léxico directo y sencillo.
El relato, dijo,
siguiendo un proceso diacrónico, está compuesto por un caleidoscopio de escenas
que explican las historias de los dos protagonistas, Isabel y Alejandro, a los
que las circunstancias unen y así continúan hasta más allá del fin de la
narración, que está plena de inocencia.
Concluyó, Benito de
Diego, señalando que a esta obra hay que acercarse con actitud meditativa e,
incluso, introspectiva, para llegar a descubrir la esencia y el fundamento de
toda proposición, sea racional o ideal, que en ella se explicita. “Debemos abordar
su lectura con una disposición intelectual abierta a las consecuencias del
impacto, inmediato y subsiguiente, que pueda producirnos, para aprovechar
aquello que el texto y el contexto nos propone y vibrar y emocionarnos con
ello”, dijo.
Manoli Ruiz (De la
Asociación Española de Críticos de Arte)
Madrid, España 2012
PRESENTACIÓN EN COCHABAMBA, BOLIVIA
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